Generalmente, después de una cirugía de hernia inguinal se recomienda a los pacientes comenzar a caminar tan pronto como sea posible, a menudo el mismo día de la intervención o al día siguiente. No se trata de caminar largas distancias o hacer ejercicio intenso, sino de dar pequeños paseos por la casa o el hospital. Esto contribuye a que el cuerpo retome sus funciones naturales y se reduzcan los riesgos de complicaciones postoperatorias. Las caminatas deben ser cortas y manejables, permitiendo que el cuerpo se adapte a los cambios tras la cirugía. Caminatas cortas, el objetivo es realizar caminatas de 5 a 10 minutos varias veces al día. Es normal sentir molestias leves, pero no debe haber dolor agudo. Se recomienda caminar en superficies planas y estables para evitar lesiones. Frecuencia de las caminatas, se aconseja caminar al menos 3 a 4 veces al día. Es beneficioso mantener una rutina diaria que incluya estas caminatas. Conforme avanza la recuperación se puede aumentar gradualmente la duración e intensidad. Esta progresión debe hacerse con precaución y siempre teniendo en cuenta cómo se siente el paciente. En la segunda semana, se pueden aumentar las caminatas a 15-20 minutos. Pasadas dos semanas, si no se presentan molestias significativas, se pueden incorporar paseos más largos, de hasta 30 minutos. El objetivo es llegar a realizar entre 30 a 45 minutos en un mes, siempre que el cuerpo lo permita.