La rehabilitación contribuye a este proceso de aprendizaje. La cantidad y la velocidad de la recuperación funcional no puede predecirse con certeza. Por lo tanto, la rehabilitación se inicia tan pronto como la persona afectada se halla clínicamente estable. La rehabilitación temprana también contribuye a evitar complicaciones como el acortamiento de los músculos (contractura), el debilitamiento muscular y la depresión. Una evaluación detallada de la persona afectada en cuestión, que incluya pruebas psicológicas, ayudará al equipo de rehabilitación a identificar el tipo y la gravedad de la lesión. Después, los miembros del equipo de rehabilitación valorarán cuáles de las funciones perdidas podrán recuperarse con una terapia de rehabilitación y prepararán un programa centrado en las necesidades específicas individuales. El éxito de la rehabilitación dependerá del estado general de la persona afectada, de su grado de movilidad, su fuerza muscular, el funcionamiento del intestino y de la vejiga, su capacidad funcional antes de la lesión cerebral, su situación social, su capacidad de aprendizaje, motivación y afrontamiento y, finalmente, su disposición a participar en un programa de rehabilitación. La rehabilitación cognitiva es un proceso muy lento, que debe ser diseñado a medida de la situación de cada afectado y que requiere un tratamiento individualizado. Los objetivos son el readiestramiento cerebral y el aprendizaje de distintas maneras de compensar las deficiencias en situaciones concretas.