La respuesta es matizada. Caminar puede ser beneficioso si la lesión es leve o parcial, siempre que se haga con precauciones y guiado por un fisioterapeuta. Sin embargo, si se trata de una rotura completa, inestable o con fragmentos desprendidos, andar puede aumentar el dolor y provocar inflamación. Favorecer el bloqueo articular, al quedar atrapados fragmentos meniscales. Acelerar el deterioro articular y conducir hacia la artrosis si se insiste sin tratamiento. Debes abstenerte de caminar si presentas dolor intenso o permanente, especialmente al caminar. Inflamación notable en la rodilla tras el movimiento. Bloqueo o chasquido al doblar o estirar la rodilla. Sensación de inestabilidad, como si la articulación cediera. Si tu rotura es leve y un profesional te autoriza a caminar, sigue estos consejos: Usa bastones o muletas si persiste el dolor al apoyar. Aplica hielo tras la caminata para reducir la inflamación. Fortalece el cuádriceps y la musculatura estabilizadora. Evita superficies irregulares o pendientes que exijan torsión. Usa una rodillera o válvula antitorsión para control de la movilidad. Solo si es una rotura leve y autorizada por un especialista, si duele, mejor apoyarte con muletas.