Correr, especialmente en superficies duras, ejerce un impacto significativo sobre las rodillas y puede agravar un menisco roto.
Deportes como el fútbol, baloncesto y tenis, que implican movimientos bruscos, giros rápidos y saltos, deben evitarse ya que pueden aumentar el riesgo de empeorar la lesión.
Ejercicios que involucren saltos, sentadillas profundas, y levantamiento de pesas pesadas pueden poner demasiada presión en la rodilla y agravar la lesión.
Aunque el uso moderado de escaleras no está completamente prohibido, es recomendable limitar la cantidad de veces que se suben y bajan escaleras para evitar el estrés adicional en la rodilla.
Posturas que requieran una flexión profunda de la rodilla, como sentarse en cuclillas por períodos prolongados, pueden exacerbar el dolor y la lesión.
Si no genera dolor se puede realizar, pero si la actividad que indicamos genera dolor se debe evitar.
El cuerpo es sabio y el dolor es un signo de alarma al cual debemos hacerle caso.
El límite está en el dolor y no todas las actividades recomendadas son para todos los casos adecuadas.
Si el dolor persiste durante más de 2-3 meses después de la lesión, es recomendable buscar la valoración de un especialista en rodilla.