Después de una intervención quirúrgica por fractura de cadera es muy importante continuar la rehabilitación para recuperar el mayor rango de movilidad de la articulación posible.
Es muy importante que sigamos las instrucciones que los fisioterapeutas nos den, procediendo a mantenernos activos.
Los primeros días después de la intervención, el paciente debe usar un andador de cuatro apoyos, ya sea con o sin ruedas, para poder desplazarse.
Quince días después el paciente pasará a utilizar dos bastones ingleses, uno en cada brazo, que le permitirán apoyar en ellos parte de su peso y moverse con mayor facilidad.
Quince días más tarde se pasa a utilizar solamente un bastón inglés, que se coloca en el mismo lado en el que hemos sido intervenidos para no cargar todo el peso sobre la zona de la articulación afectada.
Quince días después el bastón inglés se cambia por un bastón normal.
Después de otros quince días, el paciente debería ser capaz ya de caminar sin apoyos externos.
Cuando el paciente ya se encuentra en el hogar, debe seguir manteniéndose activo: puede intentar no mantenerse inmóvil sentado durante más de 45 minutos seguidos, levantándose siempre que sea posible para dar pequeños paseos por la casa.
A la hora de sentarse, el paciente debe tener presente que no debe hacerlo en sillas bajas que coloquen las rodillas por encima de la cadera.
Si es necesario podemos colocar un cojín que eleve un poco al paciente en su sillón favorito.
El paciente tampoco debe agacharse para recoger objetos del suelo o para atarse los cordones.
Quizás los primeros días después de la intervención necesite ayuda de sus allegados para realizar tareas diarias.
Es importante además que adaptemos la casa para prevenir posibles caídas y para facilitar la vida al paciente: debemos retirar las alfombras o felpudos para evitar tropiezos y caídas, colocar los objetos que vaya a necesitar siempre al alcance de la mano y no en estanterías, estantes bajos o lugares poco accesibles, habilitar el baño para que pueda acceder a él con seguridad, etc.
En definitiva, realizar unos pequeños cambios en el hogar que mejoren la calidad de vida del paciente hasta que pueda volver a moverse como (o casi como) lo hacía antes de sufrir la fractura y pueda volver a ser autónomo.
También es importante que, mientras el paciente camina, no cargue objetos en sus manos con el fin de preservar el equilibrio y de tener los brazos libres para amortiguarse en caso de caída.