La artrosis de cadera se caracteriza por la degeneración progresiva del cartílago que recubre las superficies óseas de la articulación.
El típico dolor “mecánico” suele aparecer al inicio de la deambulación y con la sobrecarga mantenida.
La actividad física reglada y personalizada por un fisioterapeuta es uno de los pilares fundamentales en el abordaje de la artrosis de cualquier articulación.
En los casos de patología artrósica de grado severo se desaconseja seguir con cualquier actividad física que origine dolor, considerando al dolor como un “semáforo en rojo”.
El ejercicio contribuye a mantener la fisiología del cartílago, fortalecer los músculos periarticulares y limitar la rigidez.
Además de caminar, se aconseja la práctica de las siguientes actividades aeróbicas para mejorar la movilidad de la cadera, como montar en bicicleta, elíptica y hacer natación.
Pilates y yoga también son recomendados, así como hacer estiramientos para combatir la rigidez secundaria y entrenamiento de fuerza para fortalecer los músculos.
Dependiendo del grado de artrosis, el facultativo indicará, junto con el fisioterapeuta, las pautas de tratamiento que son de forma escalonada las infiltraciones de ácido hialurónico y las terapias biológicas con factores de crecimiento.