Vamos a trabajar la estabilidad de rodilla con un movimiento simple pero exigente. La idea es apoyarte en un solo pie, apoyando tanto el dedo gordo como toda la planta y flexionando la cadera, coge el cono y colócalo en otro sitio. Fíjate en que la rodilla no colapse hacia dentro. Este movimiento te requerirá buena activación de abdomen y de glúteo. Necesitarás una goma, sujeta en el rack o cualquier columna o pata de la mesa. Sujeta la goma con la pierna que queda más lejos del rack, justo por encima de la rodilla o en la parte alta de la tibia. Realiza una zancada dejando la pierna con la goma delante. Busca que se genere un ángulo de 90º. La goma requerirá mayor concentración a la hora de empujar la rodilla hacia fuera y, por lo tanto, mayor activación del glúteo. Vamos a trabajar la fuerza excéntrica de la rodilla. Necesitarás un cajón para ponerte de pie sobre él, y apoyando solo un pie sobre el cajón, el objetivo es intentar tocar el suelo con el talón de la otra pierna. La idea es que el movimiento lo realices muy despacio. Como bien sabes ya, céntrate en que la alineación de la rodilla sea correcta y no colapse hacia dentro. Puedes crear una rutina de 3 series de 10 repeticiones de cada ejercicio. Asegúrate de hacerlo lento y controlado y, por supuesto, habla con tu fisioterapeuta para confirmar que puedes realizar estos ejercicios sin ninguna contraindicación.