Aliméntate adecuadamente, siempre es importante comer de forma sana y equilibrada, pero todavía lo es más cuando vas a realizar una sesión de ejercicio físico. Debes dotar a tu cuerpo siempre de la energía suficiente para el esfuerzo que vas a llevar a cabo.
Hidrátate mucho, beber agua después del entrenamiento es algo trascendental, el almacenamiento de glucógeno va acompañado de agua, y si se retrasa el proceso de hidratación se puede reducir un 50% la resíntesis de glucógeno muscular, favoreciendo la aparición de fatiga muscular.
Descansa y recupera, es fundamental dormir las horas adecuadas, sobre 7-8h en adultos de mediana edad, el descanso favorecerá a nuestro rendimiento deportivo, evitará la aparición de fatiga muscular, y nos permitirá afrontar con más energía la rutina laboral y el resto del día.
No te pases con los entrenamientos, debes ser consecuente con lo que tu cuerpo puede exigirse, no te propongas completar retos físicos que no puedes superar, pues son este tipo de sobreesfuerzos los que perjudican a tu organismo, favoreciendo la aparición de fatiga.
Calienta antes y estira después del entrenamiento, este punto es esencial para evitar el agotamiento muscular, siempre hay que calentar antes de entrenar y estirar una vez finalizado el entrenamiento, es la mejor manera de evitar lesiones musculares, y mejorar tu rendimiento.
Aplícate una crema de recuperación muscular, tras una sesión de ejercicio físico, siempre resulta beneficioso masajear la zona de tu cuerpo que has trabajado, de esta forma el músculo se relaja y se destensa y, a su vez, se combate la aparición de la fatiga muscular.