Una excelente manera de incorporar el ejercicio es evitar los ascensores.
Este es un ejercicio diario muy fácil de implementar, y que con la práctica se convertirá en uno de tus nuevos hábitos saludables.
Puedes practicarlo en cualquier sitio en el que estés: un centro comercial, en el trabajo, etc.
Si trabajas muy lejos y utilizas el coche para llegar, puedes evitar utilizar el coche para una parte del recorrido.
No se trata de salir de casa a pie, sino de dejar el coche a una cierta distancia del lugar de tu trabajo y hacer el trayecto que te queda caminando a buen paso.
Poco a poco, tu cuerpo se acostumbrará y cada vez podrás estacionar tu coche más lejos para caminar más tiempo.
Si tienes que ir a algún sitio cercano de casa, puedes optar por utilizar la bicicleta o caminar, en vez de utilizar tu coche.
Si decides caminar y debes ir a comprar algo, cargar el peso de las bolsas será una manera extra de ejercitarte.
Bailar es una actividad física divertida y al mismo tiempo es una manera ideal para ejercitarte.
Además, el baile promueve la quema de calorías.
Si apuntarte a clases de baile no va contigo, te proponemos colocar tu música favorita y bailar a su ritmo mientras te mueves por las estancias de tu casa.
Aunque no lo creas, un gran ejercicio para tus músculos y articulaciones es la jardinería.
Cuando plantamos, barremos hojas secas, o al regar las plantas, nuestro cuerpo se mantiene activo y en constante movimiento.
Si no tienes tiempo para ejercitarte cada día pero tienes un perro, podéis hacer juntos caminatas cortas cada día.
Organiza tu rutina y camina unos minutos por la mañana y al acabar el día.
Sin duda, estos cortos paseos os beneficiarán a ambos, y tú te estarás ejercitando sin darte cuenta.
Ciertos momentos del día pueden emplearse para ejercitarse y uno de ellos es la limpieza que haces en casa.
Puede llegar a ser un buen ejercicio diario siempre y cuando se haga bien, es decir, sin lastimar el cuerpo o sus articulaciones, con movimientos bruscos o al cargar mucho peso.
Imagínate que estás en un gimnasio y realiza cada actividad con esa finalidad.
Si haces cada movimiento enfocándote en ejercitarte, no solo disfrutarás lo que haces, sino que tu cuerpo te lo agradecerá.
Por ejemplo, limpiar las ventanas se considera un buen ejercicio cardiovascular.
La mejor manera de aprovechar sus beneficios es limpiar con pequeños movimientos circulares utilizando un paño seco.
De esta manera, además realizarás rutinas de estiramiento que beneficiarán a tu cuerpo.
Si pasas mucho tiempo durante el día sentado frente al escritorio, es importante que hagas breves pausas cada dos horas.
Lo fundamental es que te levantes de la silla y que de esa manera logres prevenir lesiones en tu cintura, columna o cuello.
Si tienes algunos minutos libres, una recomendación es salir a caminar cerca.
Por ejemplo, da un corto paseo alrededor de tu oficina y sube las escaleras.
De esa forma, volverás más activo y feliz al trabajo.
Si tienes una familia, por ejemplo, hijos, nietos o sobrinos, puedes ejercitarte con ellos al jugar.
Algunas opciones son salir a pasear o practicar algún deporte al aire libre entre otras.
Así compartirás tiempo de calidad con tus seres queridos al mismo tiempo que todos cuidáis de vuestra salud.
Sí, incluso viendo la televisión, puedes ejercitarte.
Con un par de mancuernas, haciendo algunas sentadillas o incluso abdominales.
Todos estos ejercicios son perfectos para que los pruebes mientras tu mente se entretiene.
No siempre podemos acudir a un gimnasio para realizar entrenamientos o rutinas de ejercicios.
Vence la pereza y haz pequeños “esfuerzos” a lo largo del día.
Al hacer ejercicio no solo estás cuidando de tu salud, sino que, además, te sentirás con mucha más energía para enfrentarte a tu rutina diaria.