El descanso activo reporta muchos beneficios a nivel físico y mental.
Sin embargo, nosotros hemos querido unificarlos y resumirlos en estos tres apartados para que resulten más comprensibles.
Descanso mental A todos nos pasa.
Cuando entrenamos para alcanzar un objetivo, como por ejemplo correr un maratón, ejercemos presión mental sobre nosotros mismos.
Hasta tal punto que el mero hecho de descansar un día puede hacer que nos sintamos mal con nosotros mismos.
En cambio, la realización de descansos activos ayuda a reducir la carga mental que se asocia a esta circunstancia.
Incluso puede evitar que acabemos arrojando la toalla debido a la creencia de que somos incapaces de alcanzar la meta.
Así que si notas que tu cabeza necesita parar, hazlo sin remordimientos.
Reducción del estrés Por su parte, hay muchas personas que utilizan el ejercicio físico para liberarse de las tensiones que sufren en su día a día, ya sea en su vida personal o en la profesional.
Si es tu caso, hacer descansos activos te permitirá liberar todo el estrés que acumulas durante la jornada sin perjudicar el seguimiento de tu plan de entrenamiento.
Incremento de la motivación Aunque el descanso pasivo también es importante en muchas ocasiones, el descanso activo ofrece beneficios más notables en el corto plazo.
Por ejemplo, mejora la circulación sanguínea y el reparto de nutrientes, lo que es sinónimo de un mejor rendimiento.
Además, puede ser muy útil para tonificar tu figura y mantener una buena forma física.
Todo esto te ayudará a mantener el nivel de motivación, ya que verás más claramente que tus esfuerzos están dando resultados.
Es más, muchos estudios evidencian que realizar actividad física de menor intensidad tiene multitud de beneficios.
Es lo que se conoce como descanso activo y no solo es útil para deportistas, sino que también te ayudará a mejorar tu concentración en épocas de estudio o de pico de estrés en tu trabajo.