Permite tonificar, es un excelente ejercicio cardiovascular y tiene bajo impacto, por lo que se aconseja para personas de todas las edades. Al practicar natación, se utilizan dos tercios de los músculos de todo el cuerpo, potenciando la fuerza, resistencia y flexibilidad al mismo tiempo. Por eso, se ha ganado el título de “deporte más completo”.
Pero esos no son todos sus beneficios, ya que además, desgasta menos las articulaciones que otras prácticas deportivas porque, al flotar, el cuerpo no recibe el impacto de superficies duras y, de esta manera, evita los micro traumas que pueden provocar lesiones.
Nadar ayuda a mantener flexibles las articulaciones, especialmente el cuello, los hombros y la pelvis.
Por otro lado, se consume hasta un 10% más de oxígeno y el corazón bombea hasta un 18% más de sangre, lo que implica una mejor circulación sanguínea y un aumento en la resistencia cardiorrespiratoria.
A esta lista se deben agregar los beneficios para la salud mental.
Al concentrarse en la respiración, el cuerpo se relaja, reduciendo la sensación de estrés.
Paralelamente, el cuerpo libera endorfinas, hormona que reduce los niveles de ansiedad y mejora el estado de ánimo, aumentando la sensación de placer.
La natación es un deporte que implica un alto nivel de actividad física, lo que requiere un aumento en el gasto energético, convirtiéndose en una excelente herramienta para control del sobrepeso y la obesidad.
Como ejemplo, en condiciones óptimas, y dependiendo de la intensidad con que se practique, la natación permite quemar entre 500 y 600 calorías por hora de práctica.
De distintas maneras, beneficia a adultos y niños, y a personas con diferentes condiciones, por lo que está recomendada para:
Embarazadas, pacientes con artritis y quienes padecen problemas de espalda y de peso.
Personas con afecciones pulmonares como el asma, ya que pueden respirar más fácilmente en ambientes húmedos como los que hay en las piscinas temperadas.
Adultos mayores, quienes además de mantener la fuerza física, pueden mejorar su coordinación motora y reducir el riesgo de sufrir caídas y fracturas de cadera.
Quienes tienen diabetes y deben practicar actividad física para disminuir la posibilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Niños, para quienes no solo es fundamental aprender a nadar, sino que también les permite mejorar la capacidad de aprendizaje, pues la práctica constante de este deporte activa los dos hemisferios cerebrales y los cuatro lóbulos del cerebro, lo que implica una mayor cognición y un aprendizaje más fácil.
Personas que sufren de várices, ya que la natación favorece la circulación sanguínea, siendo una buena forma de aliviar la pesadez de las piernas.
Para quienes quieren mejorar la memoria, puesto que la respiración que se pone en práctica al nadar ayuda a oxigenar el cerebro, mejorando su capacidad, al tiempo que la coordinación motriz favorece la formación de nuevas uniones neuronales.
Quienes necesitan reducir el colesterol, ya que este deporte contribuye a disminuirlo.
Mujeres que sufren de osteoporosis tras la menopausia, ya que la natación hace trabajar más los músculos, lo que a su vez ayuda a conseguir una mayor densidad ósea.