La importancia de una buena hidratación para nuestra salud es de sobra conocida aunque no siempre se lleve a rajatabla. Las funciones del agua para nuestro organismo son múltiples: regula la temperatura del cuerpo, transporta nutrientes y oxígeno a todas las células, ayuda a convertir los alimentos en energía y absorber los nutrientes, realiza una labor esencial de limpieza y así un largo etcétera.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y numerosos especialistas de la salud y la nutrición recomiendan beber cada día entre dos y tres litros.
Pero cada edad y circunstancias personales requieren una determinada ingesta de agua en función de diversos factores como los años, el sexo o la actividad física que se lleve a cabo.
El ser humano adulto, según su condición física, sexo, edad, estilo de vida y clima en el que resida, tiene de promedio un 65% de agua en su cuerpo.
Se calcula que en la infancia supone el 80%, porcentaje que va decayendo hasta la vejez, en la que baja hasta un 50% en mujeres y un 60% en hombres.
Conviene hacer hincapié en que, pese a la importancia de una buena hidratación, el cuerpo humano no tiene provisión para almacenar agua y cada día pierde en torno a dos litros y medio por la orina (1.500 ml), las heces (150 ml), el sudor (350 ml) y la respiración (400 ml).
Por tanto, la cantidad de agua que se elimina cada 24 horas debe ser restituida para mantener el organismo bien hidratado.
Respecto a la ingesta, del 20 al 30% del agua diaria incorporada al organismo proviene de los alimentos sólidos; el resto llega mediante la toma directa de agua, aunque la variabilidad de estas cifras es importante en función de los hábitos de las poblaciones (alimenticios, ejercicio físico...).
En el cuerpo humano, el agua se distribuye en tres compartimentos: dentro de las células, el agua intersticial (rellena el espacio entre las células) y el que circula por dentro de los vasos sanguíneos.
Estos tres compartimentos acuosos están en continuo intercambio para mantener un equilibrio que resulta fundamental para nuestra salud.
De ahí la importancia de una buena hidratación.
Cabe destacar que las células más activas, como las de los músculos y las vísceras, tienen la concentración más alta de agua.