La estimulación de los nervios y los músculos con electricidad ayuda a que éstos se relajen progresivamente para conseguir su recuperación. Además de producir un efecto analgésico, los tratamientos de electroterapia ayudan a hacer más soportable una lesión y a recuperar, de manera progresiva, los movimientos naturales de los músculos. Para los casos de inflamaciones musculares, como las tendinitis, las corrientes eléctricas permiten trabajar las zonas afectadas para corregir la lesión, pero también para prevenirla. Gracias a la aplicación de diferentes intensidades de corrientes, podemos conseguir que la musculatura pueda seguir trabajando a su ritmo habitual. La finalidad de esta terapia es disminuir el dolor sobre una lesión modificando la intensidad de la corriente para aumentar progresivamente y mejorar los tejidos y la resistencia de los músculos. Es habitual emplear esta técnica en la fisioterapia deportiva gracias a su rapidez para la recuperación muscular. La magnetoterapia es una terapia física para tratar enfermedades músculo-esqueléticas. Está especialmente indicada para la regeneración acelerada del tejido óseo y órganos del cuerpo humano. La actuación de los campos magnéticos de baja frecuencia y alta intensidad, son capaces de generar corrientes eléctricas en el tejido óseo para incitar a los osteoblastos a incrementar su producción de hueso. Asimismo, también aumenta la producción de colágeno, una parte importante del tejido óseo. Este tratamiento también se puede aplicar para las cicatrizaciones de lesiones de la piel, músculos y tendones.