Producen un estado de relajación mental que nos sume en un estado de calma profunda. De esta forma, nuestra mente desconecta del estrés acumulado por el trabajo, la casa, los niños, etc, llegando a un estado de relax y bienestar. Estimulan el cerebro y la producción de endorfinas, unas moléculas que producen una profunda y agradable sensación de bienestar. Por ello, siempre que acabamos de darnos un masaje, sentimos esa increíble sensación de alegría y felicidad que recorre cada poro de nuestro cuerpo, y que nos hace sentirnos bien con nosotros mismos de una manera especialmente placentera. Además, ayudan a reducir las tensiones musculares gracias al buen hacer del profesional, y a las técnicas de masaje, que es posible liberar nuestros músculos de las tensiones producidas por diversos aspectos de la vida cotidiana. Los masajes corporales contribuyen a relajar nuestra musculatura, permitiendo una mejor oxigenación de los músculos y tejidos, favoreciendo, con ello, su recuperación. También mejoran el estado de la piel, ya que ejercen sobre el cuerpo presiones que ayudan a movilizar la circulación sanguínea y linfática, lo que a su vez, hace que la piel reciba un mayor aporte de oxígeno, favoreciendo un mejor estado, hacer que la piel se vuelva más elástica, luminosa y firme. Favorecen la eliminación de toxinas del cuerpo, debido a que la mejor circulación sanguínea y linfática que se consigue gracias al efecto de los masajes corporales, ayudan a desintoxicar nuestro cuerpo, permitiendo una mejor eliminación de las toxinas. Tienen un efecto positivo sobre las defensas naturales, ya que los masajes corporales han demostrado un efecto beneficioso en el sistema inmunitario, favoreciendo la desintoxicación de nuestro cuerpo que, de esta manera, puede hacer frente con mayor eficacia a las enfermedades.