La movilidad es la capacidad de movimiento de una articulación o de un conjunto de articulaciones. No es sólo flexibilidad, ni es solo ROM, ni es solo fuerza, ni es solo control motor, es la suma y la interacción de todos estos conceptos. Mientras que podemos utilizar el ROM activo y pasivo como medida cuantitativa, también debemos aceptar que existen medidas cualitativas difícilmente medibles y que harán referencia al control motor y a la calidad y técnica del movimiento, sobre todo en relación a una tarea específica. Si queremos mejorar nuestra movilidad, tenemos que ser capaces de medirla. Y para poder medirla primero tenemos que definirla. Para ilustrarlo, veámoslo con el ejemplo del hombro. Si realizo una flexión de hombro activa, elevando mi mano por encima de mi cabeza, llegaré a elevar mi brazo hasta la vertical. Esta amplitud en la que yo soy capaz de mover mi hombro activamente, se refiere al ROM activo. Si cuando estoy con el brazo en los 180º una persona se apoya sobre él y empuja, seguramente mi brazo sea capaz de llegar un poco más hacia atrás. Estos grados extra de amplitud que gano gracias a una fuerza externa sería mi ROM pasivo. Si queremos ganar movilidad pasiva necesitamos mejorar nuestra flexibilidad, y si queremos ganar movilidad activa, que es el tipo de movilidad que necesitamos para nuestros entrenamientos y ejercicios, necesitamos ganar control motor y fuerza.