La recuperación de una lesión de hombro puede tomar semanas o meses, según la gravedad de la lesión.
El hombro es una articulación que utilizamos constantemente en nuestra vida diaria.
Esta utilización constante dificulta el reposo necesario para una recuperación óptima y puede ralentizar el proceso de curación.
La falta de descanso adecuado puede retrasar la curación.
La recuperación debe ser progresiva para evitar nuevas lesiones, lo que implica un proceso más lento pero seguro.
Condiciones médicas preexistentes también pueden ralentizar el proceso.
La edad, condición física, nutrición y adherencia al tratamiento afectan la velocidad de recuperación.
Lesiones como desgarros del labrum o del manguito rotador pueden requerir cirugía, añadiendo tiempo adicional de recuperación post-quirúrgica.
Restablecer la propiocepción y el control motor es esencial para prevenir futuras lesiones, lo cual puede llevar tiempo.
La inflamación crónica puede prolongar la curación, haciendo necesario un control adecuado que lleva tiempo.
Estructuras como los tendones del manguito rotador tienen un suministro sanguíneo limitado, lo que ralentiza el proceso de curación natural.
Muchas lesiones son resultado de movimientos repetitivos, lo que genera lesiones crónicas que tienden a sanar más lentamente que las agudas.
Es común que las personas desarrollen patrones de movimiento compensatorios que requieren tiempo y reentrenamiento para corregirse.
El desgaste natural de las estructuras del hombro con el envejecimiento complica y prolonga la recuperación.