El método 2-7-30 consiste en estudiar un día y luego repasar al segundo día, al séptimo día y, por último, a los 30 días.
Esta secuencia cada cierto intervalo de tiempo tiene como objetivo retener la información más importante a largo plazo, en lugar de olvidarla rápido.
Reforzar el aprendizaje a través de la revisión y la autoevaluación a intervalos establecidos aumenta su capacidad de recordar información más adelante.
Hallel propuso esta técnica tomando como base los estudios de Hermann Ebbinghaus sobre lo que llamó “curva del olvido”.
Según este investigador, olvidamos la mayoría de lo que aprendemos en los primeros días y, con el paso del tiempo, llegamos a recordar muy poco de lo aprendido.
Aunque tendemos a creer que podemos y debemos recordar lo que queramos, la realidad es que estamos diseñados para olvidar.
En cambio, si repasamos de forma espaciada, logramos que esa información se vuelva importante para el cerebro y no se olvide tan fácil.
Así, la repetición activa en los días 2, 7 y 30 funciona porque se alinea con la forma en que la memoria retiene la información.
Repaso a los 2 días: refresca los conocimientos.
Repaso a los 7 días: le avisamos al cerebro que eso es importante y facilitamos que se consolide en la memoria a mediano plazo.
Repaso a los 30 días: logra que ese conocimiento se fije con más fuerza y es más difícil que se olvide.
Lo más importante es no olvidarte de los días de repaso.
Es recomendable agendarlos o usar una aplicación que te los recuerde.
Los pasos a seguir son los siguientes:
Día 1: asegúrate de escoger una hora y un lugar fijos.
Por ejemplo, a la mañana temprano en tu habitación.
Haz una lectura o estudio inicial.
Día 2: en el segundo día, haz un repaso breve de lo que leíste o estudiaste el día anterior.
Puedes resumir lo aprendido o analizar tus anotaciones.
Día 7: repite lo que aplicaste en el segundo día de forma más activa.
Algunas ideas son realizar un esquema, repetir lo estudiado en voz alta o realizar una evaluación rápida.
Día 30: es el día para el tercer repaso, ya sea haciéndote preguntas, vinculando lo estudiado con otros temas o explicándolo a otra persona.
Para que este sistema funcione, adáptalo a ti.
Usa las técnicas de estudio que te sean más útiles.
Como menciona Hallel, el olvido no es un enemigo, sino una forma en la que nuestro cerebro crea espacio para lo que es más importante.
De otro modo, recordaríamos todo, hasta la remera que usamos dos meses atrás, y colapsaríamos.
El objetivo es hacerle entender a la memoria que cierta información es más importante.
Si le enseñamos, ella hará el resto.