Si el dolor es repentino e intenso, has notado que la rodilla se sale de su lugar, no puedes moverla o se inflama, acude al médico de inmediato para que diagnostique y trate una lesión aguda. Si has notado que el dolor se presenta gradualmente a lo largo del tiempo, es posible que tengas una lesión por uso excesivo. Si el dolor va acompañado de síntomas como rigidez, sensibilidad y pérdida de flexibilidad, es posible que hayas desarrollado una artrosis de rodilla. Tu médico puede ayudarte a encontrar la causa del dolor persistente de rodilla. Si tienes alguna lesión, es mejor que no realices ejercicios que involucren la rodilla. La mayoría de las lesiones leves pueden tratarse con el método RICE, y puedes utilizar antiinflamatorios no esteroideos como Advil Max para los dolores musculares leves. El médico también puede recomendar la inmovilización de la rodilla con una férula, o fisioterapia. Sin embargo, si te han diagnosticado artrosis de rodilla y tu dolor es leve o moderado, ciertos ejercicios pueden ayudar a que la articulación se sienta mejor. Aumentar la fuerza de los músculos de las piernas, como los cuádriceps, puede reducir el dolor y la progresión de la artrosis de rodilla.