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¿Qué secuelas quedan después de un accidente cerebrovascular?

Adrián Caballero
Adrián Caballero
2025-08-24 21:15:44
Respuestas : 14
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Si nos encontramos con una persona que ha sufrido un ictus en el hemisferio izquierdo es posible que esa persona pueda presentar una hemiplejia del lado derecho, hemiparesia del lado derecho, alteraciones en el lenguaje, en la memoria o en praxias. En cambio si tenemos un ictus localizado en el hemisferio derecho, las principales afectaciones que podríamos tener serían una hemiplejia, hemiparesia del lado izquierdo, una heminegligencia, alteraciones en la percepción y en la comprensión del lenguaje, o cambios emocionales. Cuando el ictus se localiza en la parte posterior baja del cerebro, en la zona del cerebelo, ocasiona en la persona mareos, vómitos, náuseas, problemas con el equilibrio y la coordinación. Nos encontraríamos ante casos muy graves, cuando se localizan en la zona del tronco del encéfalo, situado en la parte baja media del cerebro. Por esa zona también pasan las vías que transportan la información de los hemisferios hacia las extremidades, es decir que si se daña esta zona podría haber una parálisis ya no solo de un hemicuerpo, sino de ambos hemicuerpos. Personalmente he visto pocos casos de este nivel, pero los casos que he visto, han sido de gran gravedad, incluso con hemiplejia en los dos hemicuerpos, con poco éxito de recuperación y poca esperanza de vida. Si se daña el tronco del encéfalo, las funciones vitales del cuerpo también son dañadas y esto puede ocasionar la muerte. Dependiendo de la zona del cerebro donde se haya producido el ataque cerebrovascular, se verán afectadas unas u otras funciones, varias de ellas, o incluso en el mejor de los casos ninguna o en un grado reducido.
Yago Prado
Yago Prado
2025-08-13 05:33:31
Respuestas : 5
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Las secuelas de un ACV varían según la gravedad del daño cerebral, el área afectada y la rapidez con la que se recibió tratamiento. Algunas personas pueden experimentar dificultades leves y recuperarse con terapia, mientras que otras enfrentan discapacidades permanentes que requieren un cambio completo en su estilo de vida y en el de sus familiares. Las secuelas de un ACV pueden variar en intensidad y duración dependiendo de la gravedad del evento, la zona del cerebro afectada y la rapidez con la que se recibió atención médica. Estas secuelas pueden clasificarse en diferentes categorías: físicas, cognitivas, del lenguaje, emocionales y sensoriales. El ACV puede afectar el control muscular y la movilidad del paciente. Entre las más comunes están: Parálisis o debilidad en un lado del cuerpo: ocurre cuando el ACV daña una parte del cerebro responsable del movimiento, afectando generalmente un solo lado del cuerpo haciendo que se requiera sillas de ruedas en algunos casos para tener una mejor movilidad. Dificultades para caminar y pérdida del equilibrio: puede haber falta de coordinación, rigidez muscular y problemas en la marcha. Espasticidad y contracturas: algunos pacientes experimentan tensión involuntaria en los músculos, lo que dificulta los movimientos y causa dolor. Dificultades para tragar: el daño en los nervios y músculos responsables de la deglución, puede hacer que comer y beber sean actividades peligrosas, aumentando el riesgo de asfixia o neumonía por aspiración. El ACV puede afectar las funciones cerebrales superiores, lo que genera: Pérdida de memoria: dificultad para recordar eventos recientes o información aprendida antes del ACV. Problemas de atención y concentración: dificultad para mantenerse enfocado en tareas o conversaciones. Alteraciones en el razonamiento y la toma de decisiones: puede haber problemas para planificar, resolver problemas o seguir instrucciones. Desorientación espacial y temporal: algunos pacientes tienen dificultades para reconocer lugares o recordar fechas. Dependiendo del área cerebral afectada, pueden presentarse diferentes trastornos del habla y la comunicación, como: Afasia: dificultad para comprender o expresar el lenguaje, afectando la capacidad de hablar, escribir o leer. Disartria: debilidad en los músculos que controlan el habla, lo que genera dificultas para articular palabras correctamente. Apraxia del habla: incapacidad para coordinar los movimientos necesarios para hablar, a pesar de que los músculos funcionan correctamente. El impacto de un ACV no es solo físico, sino también emocional. Las secuelas pueden incluir: Depresión y ansiedad: sentimientos de tristeza profunda, frustración o miedo debido a los cambios en la vida del paciente. Cambios en la personalidad: algunas personas pueden volverse más irritables, impulsivas o tener dificultades para controlar sus emociones. Labilidad emocional: respuestas emocionales exageradas o inapropiadas, como llorar o reír sin motivo aparente. El ACV también puede alterar la forma en que el paciente percibe el mundo a través de sus sentidos, provocando: Alteraciones en la visión: pérdida de la visión en uno o ambos ojos, visión doble o dificultas para enfocar. Pérdida de sensibilidad: dificultad para sentir el calor, el frío o el dolor en algunas partes del cuerpo. Negligencia espacial: falta de percepción o conciencia de un lado del cuerpo o del entorno, lo que puede hacer que el paciente ignore objetos o personas en ese lado. Las secuelas de un ACV pueden ser diversas y afectar profundamente la vida del paciente y su entorno. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, terapias de rehabilitación y apoyo emocional, muchas personas logran mejorar su calidad de vida y recuperar cierta independencia. El acompañamiento de familiares, cuidadores y profesionales de la salud es fundamental en este proceso.

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Ian Chacón
Ian Chacón
2025-08-13 05:02:14
Respuestas : 7
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Después de tener un ACV, la persona puede tener secuelas como debilidad muscular, pérdida del control de los movimientos, dolor en partes del cuerpo, asimetría facial, dificultad para hablar y/o confusión mental, dependiendo de la región del cerebro afectada. Las principales secuelas de un ACV son: 1. Debilidad muscular 2. Pérdida del control de los movimientos 3. Alteraciones en la sensibilidad 4. Asimetría facial 5. Dificultad de comunicación 6. Alteraciones en la visión 7. Incontinencia urinaria y/o fecal 8. Dificultad para tragar alimentos 9. Confusión mental 10. Crisis convulsivas 11. Depresión Algunas personas tienen dificultad de comunicación después del ACV, pudiendo presentar dificultad para hablar correctamente y/o alterar el tono o volumen de la voz, lo que dificulta la interacción con la familia y amigos. La incontinencia urinaria es la más común después de un ACV. La confusión mental después de un ACV puede hacer que la persona tenga dificultad para comprender lo que se le dice, razonar o reconocer personas y/o lugares familiares, debido a alteraciones en el funcionamiento cerebral. El riesgo es mayor en caso de ACV hemorrágico, pero también depende de qué parte del cerebro fue afectada y la gravedad del ACV. Las personas que han tenido un ACV tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión, la cual puede ser causada por alguna alteración hormonal debido a la lesión en el cerebro y/o por las dificultades para convivir con las limitaciones resultantes del ACV.