Existen, entre otras, dos técnicas para relajarse basadas en la respiración y los músculos. Son muy fáciles y sencillas de aprender.
Ejercicios de respiración
Esta técnica es fácil, corta y se puede aplicar en cualquier lugar, en la calle, en un examen, con gente, donde quiera.
Practíquela en casa varias veces y cuando la conozca, la aplicará casi sin pensarlo.
Cuando note que empieza a estresarse, ya es el momento de empezar a aplicarla.
Ha de hacer tres respiraciones cortas y después una larga con relajación muscular.
Coja aire por la nariz y expúlselo.
Repítalo tres veces seguidas.
Ahora coja aire hondo, llene los pulmones hasta abajo, hasta el abdomen, y expúlselo lentamente también por la nariz.
Mientras expulsa el aire de la respiración larga, notará cómo se sueltan sus mandíbulas y se relajan sus músculos, empezando por los hombros hasta los pies.
Repítalo varias veces.
Relajación progresiva
Esta segunda técnica es más larga, pero también es más fácil.
Póngase ropa holgada y música relajante a bajo volumen.
Túmbese en el suelo, sobre una colchoneta o una manta.
Cierre los ojos.
Observe su respiración, que se enlentece, su pecho que sube y baja y la respiración cada vez es más fácil, más suave.
Permanezca así unos 3-5 minutos.
Empiece con las manos.
Obsérvelas.
Ahora, apriete los puños y suéltelos.
Hágalo 3 veces seguidas.
Ahora los brazos.
Dóblelos por el codo, llevando el puño hasta el hombro, y suéltelos.
Obsérvelo relajado.
Hágalo 3 veces y déjelos descansar sobre el suelo.
Suba los hombros, como si se encogiera de hombros, note cómo se tensan.
Después, bájelos.
Hágalo 3 veces y déjelos descansar sobre el suelo.
Ya ha relajado los dos hombros, brazos y manos.
Note como pesan y están calientes, sobre el suelo, descansando.
Cara: tense la frente subiendo las cejas todo lo que pueda y las relaja.
Hágalo 3 veces.
Arrugue la nariz y cierre los ojos con fuerza.
Después, relájelos sin abrirlos y que descansen los párpados.
Hágalo 3 veces.
Apriete los labios, los dientes y la lengua.
Nótelos bien apretados y después suelte.
Sienta cómo se relajan.
Repítalo 3 veces.
Llene el pecho de aire al máximo, guarde el aire unos segundos y sienta las costillas y los músculos tensos.
Ahora suelte el aire lentamente y nótelos relajados.
Vuelva a la respiración normal.
Apriete fuerte el abdomen, hacia dentro.
Después relájelo.
Hágalo 3 veces.
Sin levantarse, haga un arco con la espalda separándola del suelo y relaje.
Repetir 3 veces.
Tense todos los músculos de sus muslos y note cómo se levantan un poco del suelo.
Suéltelos.
Repítalo 3 veces.
Fíjese en los pies.
Con fuerza lleve los dedos hacia atrás, o sea hacia si mismo, notará tensos los pies y las pantorrillas.
Suéltelos.
Quedan relajados.
Repítalo 3 veces.
Ya ha relajado todo el cuerpo.
Permanezca unos minutos en el suelo, observando, con la respiración lenta, esté a gusto y descanse.
Ahora comience a fijarse en su respiración de nuevo, después sienta las manos y muévalas despacio.
Sienta todo su cuerpo y lentamente lo va despertando.
Finalmente abra los ojos y no termine bruscamente.