La fisioterapia es la base del tratamiento rehabilitador de cualquier lesión de rodilla, haya habido o no cirugía previa. Los masajes, la cinesiterapia pasiva y activa o la electroestimulación son algunas de las técnicas que se utilizan para recuperar la movilidad y la fuerza de la articulación durante un periodo que, dependiendo del tipo de lesión y de las características de cada paciente, puede llevar semanas o meses.
En la fase inicial del programa de fisioterapia para lesiones de rodilla se incidirá especialmente en la movilización de la articulación utilizando diferentes técnicas, especialmente la cinesiterapia pasiva, que en la que es el fisioterapeuta el que realiza los diferentes movimientos de la pierna (flexión y extensión), de modo que el paciente mantenga una total pasividad. También se puede realizar por medios mecánicos, esta vez con la participación del paciente. Estas movilizaciones permiten aumentar la capacidad de movimiento y la elasticidad de la articulación.
También se desarrollan ejercicios de cinesiterapia activa, en los que es el paciente el que toma parte activa en la movilización de la rodilla asistido por el fisioterapeuta, que le ayudará a completar el movimiento preestablecido siempre que no tenga la fuerza suficiente para hacerlo. En la medida en que se avance en el programa de rehabilitación, el paciente podrá llegar a completar por sí solo el movimiento y luego pasará a una tercera fase en la que deberá realizarlo oponiendo resistencia al mismo, lo que le ayudará a fortalecer todos los músculos, ligamentos y tendones y, por tanto, a ganar, fuerza, resistencia y estabilidad en la articulación. La movilización es la parte clave de la recuperación de las lesiones de rodilla y, de una forma o de otra, debe iniciarse lo antes posible, combinándose, en función de lo que decida el fisioterapeuta, con otras técnicas, como el masaje o la electroestimulación.