Compartir el coche, coger la bici o sencillamente caminar.
Utiliza el transporte público.
Autobús, metro, tren… son opciones más que válidas para moverse en entornos urbanos.
En muchas ocasiones, además, son alternativas más rápidas que el coche debido a la congestión o tráfico que se forman en algunas vías.
Usa la bicicleta.
Cada vez existen más carriles bici en distintas ciudades, algo que hace que podamos utilizar todavía más la bicicleta sin ningún tipo de problema.
Comparte el coche.
Puede que sea imprescindible coger el coche, pero en tal caso ¿por qué no compartirlo con otras personas?
Si lo hacemos, reduciremos el número de vehículos que hay en circulación y, por tanto, ayudaremos a contaminar menos.
Prueba a caminar.
Además de no contaminar, ir a pie es muy saludable.
Además, tiene muchos beneficios: hace que las ciudades estén más limpias, nos ayuda a ejercitar el organismo, y nos permite observar nuestro entorno relajadamente.