La punción seca es una técnica que consiste en introducir una fina aguja en tejido subcutáneo o en el vientre muscular, con la finalidad de alterar el tejido de manera mecánica.
La técnica de punción seca actualmente es muy utilizada en el tratamiento del síndrome de dolor miofascial.
El punto gatillo miofascial se define como un nódulo hipersensible localizado en una banda tensa que se encuentra en las fibras musculares.
Existen dos tipos de puntos gatillo miofascial: activos, que presentan dolor constante sin haber sido estimulado previamente, y latentes, en los que el dolor se produce cuando se estimula.
Tough y colaboradores establecieron cuatro directrices claves para el diagnóstico del síndrome de dolor miofascial: la presencia de un nódulo hipersensible en una banda tensa, dolor referido característico del músculo en cuestión, el paciente debe reconocer el dolor y respuesta de espasmo local.
La punción seca puede producir analgesia mediante la hiper-estimulación de las fibras A-delta, lo que activa mecanismos endógenos moduladores del dolor.
También puede producirse la secreción de péptidos opioides endógenos, como las encefalinas, dinorfinas o betaendorfinas, y la activación del sistema nervioso autónomo podría estar implicado en la modulación de la actividad de los puntos gatillos.
La electropunción es una variante de la punción seca que consiste en aplicar una corriente eléctrica a las agujas para conseguir mejores efectos en la disminución del dolor y muestra una reducción del dolor postpunción en comparación con la punción seca tradicional.
La evidencia actual sugiere que la electropunción genera efectos hipoalgésicos significativos, incluso mayores y de mayor duración que los de la punción seca.
Ambas técnicas pueden presentar dolor postpunción como efecto secundario, aunque la electropunción parece presentar menores niveles de dolor postpunción.