La postura del niño es perfecta para calmar los nervios y no requiere mayor esfuerzo que colocarse de rodillas en el suelo, con los pies juntos por detrás, la frente apoyada en la esterilla y las manos y los brazos estirados hacia adelante.
Se trata de una postura de descanso ideal para elongar suavemente la columna vertebral, los tobillos, las rodillas y las caderas.
Puedes mantener esta posición todo el rato que quieras, incluso durante cinco minutos.
El truco es controlar la respiración, siempre por la nariz, inflando tus pulmones, manteniendo durante unos segundo y soltando aire lentamente por la nariz.
Tiene otra variante en la que los brazos se colocan hacia atrás del cuerpo y es igual de efectiva, realiza la que más fácil te sea.
La postura del perro boca abajo es esencial en cualquier secuencia de yoga.
Debes colocarte en la esterilla con las manos apoyadas en el suelo y los pies hacia atrás, abiertos a la altura de las caderas.
Tu cuerpo debe formar una “V” invertida y debes empujar hacia arriba, sin forzar las rodillas, mientras mantienes una respiración relajada.
Esta postura ayuda a estirar los hombros y la columna vertebral, te da otra perspectiva del mundo y despeja tu mente.
Puedes mantenerla tanto tiempo como desees.
La postura del árbol se trata de una asana de equilibrio, que te conecta con la tierra y el cielo a la vez.
En esta posición erguida, eleva uno de tus pies y déjalo descansar sobre tu pantorrilla o gemelo (no rodilla), donde más cómodo te sea.
Ahora, manteniendo el equilibrio, sube tus brazos y junta las palmas de tus manos sobre tu cabeza o delante de tu pecho.
Lo más complicado de esta postura es mantener el equilibrio a la vez que controlas tu respiración.
Inténtalo las veces que quieras hasta que te sientas a gusto con ella, en ambos lados del cuerpo por varios segundos.
Esta postura es muy sencilla de hacer y servirá para descargar la tensión de las piernas y de la espalda baja.
Siéntate en el suelo, estira tus piernas juntas e intenta tocar las puntas de tus pies.
Llega hasta donde puedas, no te fuerces, buscas relajarte, no estresarte.
Escucha a tu cuerpo, cierra los ojos unos minutos en esta postura mientras realizas unas respiraciones profundas y liberas tu mente.
Aunque suene algo siniestra, la postura del cadáver es perfecta para relajar todo el cuerpo y no hacer nada, como un cadáver.
Acuéstate sobre la esterilla, estira tus piernas, deja caer tus pies a cada lado y estira también los brazos paralelos al tronco.
Cierra los ojos y, simplemente, disfruta de existir y no "de hacer", sin tensiones.
Sé consciente del contacto con el suelo y aprovecha para hacer un escaneo corporal si quieres.
Mantén esta postura los minutos que necesites.
Puedes acudir a esta secuencia de yoga las veces que busques una pausa para ti.
Tú tienes el control y decides la duración de la práctica y cuánto quieres permanecer en cada asana o postura.
Si el momento que estás viviendo te está superando, considera comenzar una práctica meditativa que te ayude a conectar contigo y a tomarte una pausa más profunda.
Y recuerda, respira.