Actuar de forma inmediata y multidisciplinar tras una caída es esencial para evitar la cronificación del síndrome postcaída.
La prevención comienza incluso antes de que ocurra el accidente, mediante entornos seguros, revisión médica periódica y promoción de la autonomía.
Cuando ya se ha producido una caída, el tratamiento debe ser inmediato, adaptado y global: físico, emocional y conductual.
Actuar rápidamente tras la caída La atención tras una caída debe ir más allá de descartar fracturas.
Es importante valorar posibles contusiones internas, el nivel de consciencia y el estado funcional, incluso si la persona dice encontrarse bien.
Pero es prioritario atender el shock emocional.
En muchos casos, el miedo bloquea al paciente, quien empieza a evitar cualquier movimiento por temor a volver a caer.
Una intervención rápida evita que se instale ese miedo.
Reforzar la confianza, tranquilizar, acompañar en los primeros pasos tras la caída e incluso mostrarle que puede volver a moverse con seguridad son claves para cortar el desarrollo del síndrome.
Terapias físicas y ejercicios de equilibrio La rehabilitación postcaída en adultos mayores debe comenzar cuanto antes.
Incluye técnicas para recuperar la fuerza muscular, la coordinación y el control postural.
Además de la fisioterapia convencional, se pueden aplicar:
Ejercicios de equilibrio y propiocepción para mejorar la estabilidad.
Marcha asistida y pautas para caminar con seguridad, si es necesario con ayudas técnicas como bastones, bastones con base ancha o andadores.
Entrenamiento funcional para que la persona vuelva a realizar gestos cotidianos con autonomía: levantarse de la cama, girarse, subir un escalón.
Estos ejercicios se adaptan a las capacidades de cada persona y se revisan de forma periódica.
El objetivo no es solo recuperar la movilidad física, sino también la confianza en el propio cuerpo.
Apoyo psicológico y acompañamiento Uno de los aspectos más importantes, y más olvidados, es el apoyo emocional.
El miedo a volver a caerse puede volverse paralizante.
En este punto, un profesional de la psicología puede intervenir para ayudar al paciente a gestionar la ansiedad, recuperar autoestima y expresar sus temores.
Este acompañamiento debe extenderse también al entorno familiar o cuidador.
Saber cómo animar sin presionar, qué frases evitar y cómo favorecer la autonomía con seguridad marca una gran diferencia en el proceso de recuperación.
Además, muchas veces el síndrome postcaída se relaciona con una pérdida de rol o sensación de inutilidad.
Incluir a la persona en pequeñas decisiones del día a día, dejar que participe en tareas que pueda realizar y reforzar su papel en el entorno social ayuda a recuperar su lugar.
En Sanitas, contamos con recursos especializados en rehabilitación, atención psicológica y entornos adaptados para ayudar a las personas mayores a recuperar su confianza y volver a moverse con seguridad.