A diario veo pacientes a los que les diagnostican de condromalacia o artrosis de rodilla y les dicen que dejen de realizar actividades deportivas y que para la artrosis no había cura. Este enfoque clásico es muy reduccionista y está ya anticuado y obsoleto. Estas recomendaciones tan restrictivas se ha visto que a la larga son contraproducentes puesto que reduce la masa muscular, hace que aumenten las cargas a nivel de las rodillas, produciendo más dolor y desgaste e incluso hacen que el paciente aumente de peso con lo que se entra en un círculo viciosos muy peligroso y autodestructivo. Aunque es verdad que a día de hoy la artrosis no tiene cura, hay múltiples acciones y tratamientos biológicos que pueden aliviar la sintomatología y ralentizar el avance de la misma. Entre los ejercicios más completos que hay están las sentadillas o zancadas con el propio peso o incluso con alguna mancuerna de peso a uno o ambos lados del cuerpo. También estos ejercicios se pueden realizar de manera inicial o si hay mucho dolor o en pacientes más mayores, con la espalda apoyada en la pared. La idea es realizar repeticiones más cortas pero más intensas, e incluso con más peso, siempre y cuando no haya dolor y por supuesto de manera progresiva. Si tienes artrosis de rodilla, no dejes de moverte o realizar ejercicio, lo único que tienes que hacer es adaptar el ejercicio a tus molestias y patología e ir progresivamente aumentando la intensidad según las molestias que pudieras ir teniendo. Contra la condromalacia o artrosis de rodilla no hay que preocuparse, sino ocuparse de no fortalecer la musculatura e intentar estar en el peso ideal, según las tablas de la OMS.