Para ayudar a reducir los efectos perjudiciales de los comportamientos más sedentarios en la salud, todos los adultos y los adultos mayores deberían tratar de incrementar su actividad física moderada a intensa por encima del nivel recomendado. Entre los 18 y 64 años, se recomienda un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física moderada y 75 minutos de actividad física más intensa. A partir de los 65 años, la OMS mantiene unas recomendaciones similares a la anterior etapa pero dividiendo el ejercicio en sesiones diarias que duren, como mínimo, 10 minutos. Actividades físicas variadas y con diversos componentes, que hagan hincapié en el equilibrio funcional y en un entrenamiento de la fuerza muscular moderado o de mayor intensidad, tres o más días a la semana, para mejorar la capacidad funcional y prevenir las caídas. La práctica frecuente de ejercicio reporta múltiples beneficios siempre que se realice siguiendo las recomendaciones de los expertos y adaptando la frecuencia e intensidad a nuestras capacidad o posibles problemas de salud. No se entrena igual con 20 años, que con 35 ó 50, por eso es importante adecuar el entrenamiento a la edad y condición física de cada hombre.