El momento en que un paciente puede comenzar a caminar tras una fractura de tibia y peroné varía según el proceso de consolidación ósea, el cual es evaluado a través de radiografías de seguimiento. Por lo general, la carga parcial del peso sobre la pierna se inicia entre la sexta y duodécima semana, dependiendo del progreso individual. No obstante, es importante destacar que esta decisión debe ser tomada exclusivamente por el médico tratante, quien considerará factores como la estabilidad de la fijación quirúrgica, la presencia de dolor y la respuesta del hueso a la regeneración. Durante los primeros 7 a 10 días después de la cirugía, se debe evitar estar de pie o caminar. La duración estimada para una curación funcional completa va de 180 a 250 días, aunque algunas molestias menores pueden persistir durante más tiempo, especialmente en pacientes que no completan adecuadamente su rehabilitación. La recuperación total tras una operación de fractura de tibia y peroné suele oscilar entre 3 y 6 meses.