Según Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las caídas son una de las principales causas de lesiones en los adultos mayores.
La buena noticia es que las caídas no son una parte natural del envejecimiento, y la mayoría de las caídas pueden prevenirse.
Saber cómo se producen las caídas y tomar medidas para reducir el riesgo puede mejorar mucho tu seguridad y bienestar.
Pasillos desordenados, mala iluminación, suelos resbaladizos y alfombras sueltas son peligros habituales que pueden aumentar el riesgo de caídas.
Algunos medicamentos, sobre todo los que tienen efectos secundarios que provocan mareos o somnolencia, pueden contribuir a las caídas.
La debilidad muscular, la reducción de la flexibilidad y la disminución de la densidad ósea que suelen acompañar al envejecimiento pueden aumentar la probabilidad de sufrir una caída.
La falta de actividad física, la mala alimentación y el consumo excesivo de alcohol aumentan la probabilidad de sufrir una caída.
Ciertas condiciones médicas pueden afectar la fuerza, el equilibrio o la movilidad, lo que puede hacer que las personas sean más propensas a caerse.
Un planteamiento que incluya ejercicio regular, manejo de la salud y la administración de medicamentos, seguridad en el hogar y cambios en el estilo de vida puede reducir el riesgo de caídas y ayudarte a disfrutar de un estilo de vida más seguro y activo.
Recuerda que las caídas no son una parte inevitable del envejecimiento.