Ya hemos visto cuándo debemos estirar, pero es fundamental hacerlo de la forma adecuada.
Estiramientos estáticos: Se realizan manteniendo una posición, poniendo en tensión músculos y articulaciones.
Hasta que se nota una sensación de incomodidad sin que aparezca dolor excesivo.
Estiramientos dinámicos: Hoy se conocen como ejercicios de movilidad o entrenamiento del movimiento.
La variación con los anteriores reside en que no existe una posición final, sino que ésta se va variando lentamente.
En ambos casos podemos realizar estiramientos específicos, en caso de que el efecto vaya directo a un músculo o región concreta; o estiramientos globales, si por el contrario queremos implicar a sistemas más amplios.
NO existen beneficios musculares registrados en estiramientos inferiores a 45 segundos.
Por lo tanto, no se debe estirar menos de 1 minuto.
Nuestro sistema nervioso necesita adaptarse.
Para que la sensación de dolor o excesiva tensión se reduzca, ha de existir un tiempo mínimo determinado.
Nuestros músculos necesitan de un tiempo determinado para deformarse y adaptarse.
Debido a que están compuestos de tejido conectivo -ese tejido blanco y fibrocartilaginoso que solemos quitar cuando comemos un filete-.
Éste tejido tiene una particularidad, es viscoelástico.
Esto significa que, a diferencia de un elemento elástico (que se deforma instantáneamente al tener una puesta en tensión), éste sin embargo necesitará tiempo para su deformación y adaptación.