Un desgarro de menisco no tratado puede causar dolor crónico en la rodilla.
A medida que el cartílago dañado roza con otras estructuras de la articulación, puede generar inflamación y molestias constantes.
El dolor crónico puede afectar la calidad de vida y limitar la capacidad para realizar actividades cotidianas y deportivas.
Limitación en la movilidad y función
El desgarro del menisco puede limitar la movilidad y la función de la rodilla.
Si no se aborda adecuadamente, el cartílago roto puede causar bloqueos o enganches en la articulación, lo que dificulta la flexión y extensión completa de la rodilla.
La falta de tratamiento puede llevar a una pérdida gradual de la función y a una disminución en la calidad de vida.
Mayor riesgo de lesiones adicionales
La falta de estabilidad en la rodilla debido a un desgarro de menisco no tratado puede aumentar el riesgo de sufrir lesiones adicionales.
La falta de amortiguación y estabilidad adecuadas en la articulación puede poner estrés adicional en los tejidos circundantes, incluidos los ligamentos y el cartílago articular, lo que aumenta el riesgo de desarrollar lesiones graves, como rupturas de ligamentos cruzados.
Desarrollo de osteoartritis
Uno de los riesgos más significativos de no operarse tras un desgarro de menisco es el desarrollo de osteoartritis en la rodilla afectada.
El cartílago dañado no solo causa dolor e inflamación, sino que también puede acelerar el desgaste del cartílago articular restante.
La falta de tratamiento adecuado puede llevar a cambios degenerativos en la articulación, lo que aumenta el riesgo de osteoartritis y la necesidad de intervenciones más invasivas en el futuro.
Si un desgarro de menisco no se trata adecuadamente, puede conducir a complicaciones a largo plazo.
Esto incluye un mayor riesgo de osteoartritis, daño adicional en los tejidos de la rodilla y una mayor probabilidad de requerir intervenciones más invasivas en el futuro.