El dolor de espalda es un problema muy común que puede afectar a personas de todas las edades y estilos de vida. Cuando el dolor de espalda persiste durante más de dos semanas sin mostrar mejoría, es momento de prestar atención. El malestar crónico —sobre todo si empeora con el paso de los días— podría indicar una condición más seria que necesita tratamiento profesional. Si experimentas un dolor muy intense que dificulta la realización de tareas simples, conviene una consulta al especialista. El dolor de espalda puede ser un indicador de otras condiciones, así que presta atención si, además del malestar en la espalda, presentas fiebre o escalofríos, sensación de debilidad o adormecimiento en brazos o piernas, pérdida de control de la vejiga o los intestinos, o pérdida de peso repentina e inexplicable. Si has sufrido lesiones deportivas, accidentes de tráfico o caídas graves en el pasado, tu espalda puede ser más propensa a daños y desajustes posteriores, por lo que cualquier dolor recurrente o que empeora repentinamente merece la atención de un profesional de la salud. Una columna vertebral sana mantiene curvaturas naturales que permiten una distribución equilibrada del peso, por lo que si notas cambios en tu postura, como una joroba más marcada o desviaciones laterales, o sientes un “crujido” constante al moverte, consulta a un especialista para descartar afecciones de la columna que puedan empeorar con el tiempo. Ciertos factores aumentan la probabilidad de desarrollar problemas de espalda, como el sedentarismo, trabajar frente al ordenador durante largas jornadas sin pausas ni ejercicios de estiramiento, sobrepeso u obesidad, o estrés crónico. Si te identificas con alguno de estos puntos y tu dolor de espalda va en aumento, busca orientación profesional.