Se puede hacer en el suelo o emplear máquinas u otros accesorios.
Higiene postural: corrige la postura corporal mejorando la posición del abdomen, hombros y pecho.
Permite tener la espalda recta al andar y al estar de pie o sentado, evitando con ello el dolor de espalda.
Mejora el patrón respiratorio: los ejercicios que se realizan se complementan con la respiración para ayudar a relajar el cuerpo y facilitar el movimiento, lo que se traduce en un mayor control de la respiración.
Una respiración eficiente permite una irrigación sanguínea necesaria durante los esfuerzos, favoreciendo también la concentración.
Mejora la movilidad de las articulaciones: los ejercicios impiden que las articulaciones pierdan la movilidad y se vayan quedando más rígidas.
Ayuda al deporte: después de realizar un ejercicio físico, la práctica de pilates ayuda a relajar y estirar los músculos y, también, a relajar la mente.
Fortalece los huesos: ayuda a tener huesos más fuertes y con mayor densidad ósea, ya que, los músculos, al contraerse, traccionan del hueso generando más de este.
Previene la incontinencia: fortaleciendo los músculos del suelo pélvico se evitan las pérdidas de orina que pueden aparecer tras el parto o durante la menopausia.
Realizar ejercicios de pilates tiene efectos beneficiosos para la espalda.
En primer lugar, porque hay una reeducación de la postura y de los malos hábitos a la hora de estar de pie o sentado.
La columna se realinea, con lo que desaparecen los dolores de espalda o ciática, los músculos se fortalecen y se elimina la tensión muscular.