La cirugía de prótesis total de rodilla representa un paso importante para recuperar la movilidad y aliviar el dolor en personas con artrosis u otras afecciones articulares avanzadas. Sin embargo, tan importante como la operación en sí es el proceso de recuperación posterior. Cuando los dolores persistentes, la rigidez articular y la pérdida de movilidad afectan gravemente la calidad de vida, la colocación de una prótesis de rodilla puede convertirse en la mejor opción para recuperar la autonomía y volver a moverse sin dolor. La recuperación, sin embargo, va más allá del aspecto físico: también es un proceso emocional, que requiere apoyo profesional, constancia y paciencia. La cirugía de prótesis total de rodilla es una intervención mayor en la que se reemplazan las superficies dañadas de la articulación por componentes artificiales. Tras la intervención, lo habitual es permanecer hospitalizado entre 2 y 5 días. Durante ese tiempo, se controlan el dolor, la inflamación y los signos vitales, pero también se da comienzo a uno de los pasos más importantes: la movilización temprana. Con ayuda de un andador, el paciente empieza a caminar y a realizar ejercicios suaves que activan la circulación y favorecen una recuperación más rápida y segura. La importancia del seguimiento en la recuperación Cumplir con las pautas médicas, asistir a las sesiones de rehabilitación y mantener una actitud activa marcan una gran diferencia en el resultado final. El seguimiento periódico y el acompañamiento continuo son claves para corregir a tiempo cualquier dificultad y fomentar una evolución funcional completa.