La artrosis es una enfermedad articular degenerativa que causa daño progresivo del cartílago articular y de las estructuras circundantes.
La artrosis se puede producir en varias articulaciones, siendo la cadera la segunda articulación más frecuentemente afectada después de la rodilla.
El síntoma principal que produce la artrosis de cadera es el dolor.
Normalmente se localiza principalmente en la región de la ingle.
La localización del dolor se puede extender y se pueden notar molestias en la cara anterior del muslo e incluso en la rodilla.
En otras ocasiones puede notarse dolor en la nalga.
Los síntomas más habituales de la artrosis de cadera son:
Dolor en la ingle con posibilidad de irradiación hacia la pierna.
Rigidez articular por las mañanas.
Dificultad a la hora de caminar.
La artrosis de cadera es una enfermedad que dura toda la vida, aunque suele evolucionar muy lentamente.
La fisioterapia ayuda a ralentizar el avance de la artrosis y mitigar el dolor.
Para ello se prescriben estiramientos, ejercicios de tonificación muscular y mejoras en los hábitos posturales de la vida diaria.
Además aplicamos las últimas tecnologías de nuestra clínica para el tratamiento de la artrosis como la cámara hiperbárica, la magnetoterapia de alta intensidad, la laserterapia, la neuromodulación o la EPI Ecoguiada, que nos permiten mejorar la regeneración de los tejidos y el aumento de la circulación.
También el tratamiento de traumatología con neuromodulación y la aplicación de ozono funcionan para mejorar la movilidad y la reducción del dolor.
A medida que se vaya recuperando la movilidad es recomendable comenzar un tratamiento de readaptación para poder habituarnos a realizar los movimientos de nuestro día a día.
Para pacientes con sobrepeso se recomienda adelgazamiento y aumentar el ejercicio específico como natación o bicicleta, ya que estos movimientos armónicos no son dificultosos para los pacientes.
En casa los pacientes de artrosis de cadera pueden realizar algunos ejercicios para mantener la forma y evitar que la artrosis continue su degeneración.
En posición tumbada boca arriba y sobre una superficie dura y con las piernas extendidas, pueden hacer los siguientes ejercicios:
Flexiones de rodilla y muslo, deben intentar tocar el abdomen y mantenerse unos segundos antes de volver a extender la pierna.
Flexiones de rodilla sin soltar la planta del pie de la superficie, deben dirigir la rodilla en dirección a la otra pierna extendida y luego la dirigir en la dirección contraria separando al máximo la pierna.
Flexionar ambas rodillas e intentar separarlas.
Colocar una pelota entre nuestras dos rodillas y presionarla con ambas.
Otros ejercicios posibles son:
En posición tumbada separar las piernas lo máximo posible y mantener la posición durante unos segundos.
De pie y apoyado sobre una silla, levantar las piernas hacia atrás lo máximo posible.
Subir y bajar escalones, manteniendo la posición intermedia varios segundos.
Es muy importante no hacer algunos ejercicios, por ejemplo ponerse de cuclillas o intentar tocar los pies con las manos en posición de pie.