Un pinzamiento cervical es una condición que aparece cuando una raíz nerviosa, situada en la región cervical de la columna vertebral, se ve comprimida por estructuras cercanas, como discos intervertebrales herniados, osteofitos o alteraciones degenerativas.
El tipo de pinzamiento cervical puede clasificarse no solo por su origen (degenerativo, traumático, inflamatorio), sino también por su localización dentro de la columna.
Las causas del pinzamiento cervical son diversas y pueden combinarse entre sí.
La hernia discal cervical, en la que el material interno del disco se desplaza hacia afuera y presiona la raíz nerviosa, es una causa habitual.
También pueden provocar pinzamientos cervicales los traumatismos directos (accidentes de tráfico, caídas), la mala postura mantenida durante largos periodos de tiempo (como en trabajos frente a un ordenador), el sobrepeso, enfermedades reumáticas, procesos inflamatorios o infecciones que afecten la estructura de la columna.
Los síntomas del pinzamiento cervical pueden ser variados y afectar tanto la movilidad como la sensibilidad.
El dolor en la región del cuello que puede llegar hasta los hombros, brazos y manos es un síntoma común.
La sensación de quemazón o pinchazos y las cefaleas cervicales (dolor de cabeza relacionado con la tensión del cuello) también pueden estar presentes.
Además, puede haber limitación para girar o extender el cuello y dolor que se incrementa al toser, estornudar o realizar determinados movimientos.
En algunos casos, se pueden realizar infiltraciones con corticoides para aliviar la inflamación local.
Si los síntomas no mejoran tras varias semanas o hay pérdida de fuerza muscular significativa, puede ser necesario valorar la opción quirúrgica.
La cirugía consiste en liberar la raíz nerviosa mediante técnicas como la discectomía, la descompresión foraminosa o la implantación de prótesis cervicales, según el caso.
En este sentido, contar con un equipo médico especializado es fundamental.