La respiración consciente consiste en observar y regular la propia respiración, prestando atención al ritmo, la profundidad y la forma en que el aire entra y sale del cuerpo.
Aprender a respirar de forma eficiente es una herramienta sencilla, accesible y con efectos comprobados sobre el bienestar general.
La mayoría de las personas respira de forma superficial, rápida y con predominio del pecho.
Este tipo de respiración limita la oxigenación del cuerpo, activa el sistema nervioso simpático y genera tensión muscular.
Por el contrario, una respiración profunda y consciente activa el sistema parasimpático, que induce relajación, regula el ritmo cardíaco y favorece la claridad mental.
Respira de forma abdominal, permitiendo que el abdomen se expanda al inhalar y se contraiga al exhalar.
Inhala por la nariz en 4 segundos, retén 2 y exhala en 6, si te resulta cómodo.
No juzgues tus pensamientos, simplemente vuelve a enfocarte en la respiración.
Basta con dedicar 5 a 10 minutos diarios para empezar a notar cambios en el estado físico y emocional.