El dolor cervical, también conocido como cervicalgia, es una afección común que afecta la región del cuello y puede ser causado por diversas razones, como lesiones de las partes blandas por traumatismo o deterioro.
Las lesiones cervicales son tan frecuentes como incómodas, ya que en la zona en la que ocurren se ubican las vértebras cervicales que sujetan el peso de la cabeza.
Aleix Gusart recoge los síntomas típicos del dolor cervical, que incluyen dolor y rigidez en la zona del cuello, dolor de cabeza y que se irradia a los hombros, brazos o manos y que provoca entumecimiento y hormigueo, debilidad en los hombros, brazos o manos y una dificultad molesta para mover el cuello.
El diagnóstico de la contractura cervical se realiza a través de una evaluación clínica que incluye exploración de la postura, movilidad cervical y zonas dolorosas, así como radiografías simples para visualizar las vértebras cervicales.
En cuanto al tratamiento del dolor cervical, este varía según la causa subyacente e incluye medidas como reposo, aplicación de calor local, tracciones cervicales, fármacos analgésicos-antiinflamatorios y/o relajantes musculares bajo supervisión médica, fisioterapia, y en casos severos o crónicos, cirugía para reducir la presión en la médula espinal o en las raíces nerviosas.
El pronóstico para el dolor cervical inespecífico y la contractura suele ser bueno, asegura Aleix Gusart.
Aunque si padecemos algún tipo de dolor o molestias cervicales lo mejor es acudir a un fisioterapeuta, existen una serie de ejercicios específicos sencillos para hacer en casa que ayudan a fortalecer los músculos del cuello, mejorar la postura y aumentar la flexibilidad.
Rotación de cabeza: sentado o de pie, gira lentamente la cabeza hacia un lado y mantén la posición durante unos segundos.
Inclinación lateral de cabeza: inclina la cabeza hacia un lado, sintiendo el estiramiento en el cuello.
Retracción de mentón: siéntate con la espalda recta y lleva suavemente el mentón hacia atrás.