Si el dolor es repentino e intenso, has notado que la rodilla se sale de su lugar, no puedes moverla o se inflama, acude al médico de inmediato para que diagnostique y trate una lesión aguda.
Si has notado que el dolor se presents gradualmente a lo largo del tiempo, es posible que tengas una lesión por uso excesivo.
Si el dolor va acompañado de síntomas como rigidez, sensibilidad y pérdida de flexibilidad, es posible que hayas desarrollado una artrosis de rodilla.
Tu médico puede ayudarte a encontrar la causa del dolor persistente de rodilla.
Si tienes alguna lesión, es mejor que no realices ejercicios que involucren la rodilla.
La mayoría de las lesiones leves pueden tratarse con el método RICE.
Si te han diagnosticado artrosis de rodilla y tu dolor es leve o moderado, ciertos ejercicios pueden ayudar a que la articulación se sienta mejor.
Aumentar la fuerza de los músculos de las piernas, como los cuádriceps, puede reducir el dolor y la progresión de la artrosis de rodilla.
Haz sentadillas para fortalecer los músculos de tus piernas, debes comenzar estando de pie, mirando al frente y con la espalda recta, separa tus pies para que queden a la altura del ancho de tus hombros.
Debes tener cuidado de que tu rodilla no sobrepase la punta de tus pies, ni supere los 90 grados de flexión.
Fortalece tus piernas con un ejercicio de dificultad baja que no requiere de ningún material.
Montar en bicicleta es una de las actividades más suaves para las rodillas, el deporte puede ayudar a eliminar o reducir el dolor en tus rodillas.
Para obtener una mejora completa, debes hacer ejercicios de estiramiento una o dos veces al día, manteniendo los músculos en tensión entre 10 y 15 segundos.