El dolor de cuello es casi tan frecuente como el dolor lumbar en los adultos mayores. Entre el 10 y el 20% de ellos afirman sentir molestias en el cuello todos los días, y hasta el 70% las sentirán en algún momento de su vida. El dolor de cuello puede deberse a una lesión por una caída o un accidente, a la degeneración de los discos de la columna vertebral, a la osteoporosis, a una compresión de un nervio por inflamación de los tejidos y a la osteoartritis. Sin embargo, lo más común es que se trate de distensiones y torceduras de los músculos y ligamentos. Estas lesiones se producen por diversos motivos, pero la mayoría de las veces se deben a la forma habitual de sostener la cabeza y los hombros. La cabeza pesa entre 10 y 12 libras, y si se alinea incorrectamente con el resto de la columna vertebral se añade más peso a las articulaciones del cuello, lo que reduce la amplitud de movimiento y puede causar molestias. La tensión muscular derivada del estrés o el sedentarismo también pueden ser causas de dolor. Afortunadamente, el dolor de cuello puede tratarse casi siempre con un analgésico de venta libre, un masaje, una almohadilla térmica o una compresa de hielo. El movimiento y los estiramientos también pueden hidratar y distender la fascia y los músculos. Pero si el dolor regresa, puede ser conveniente incorporar una rutina habitual de respiración y ejercicios para los músculos de los hombros y el cuello.