Las terapias alternativas suelen ser conocidas, generalmente, como tratamientos médicos que no han sido probados científicamente y que pueden conllevar algún riesgo.
Las terapias alternativas no son invasivas y no causan dolor a quien las toma.
Algunas de las terapias más conocidas, como la aromaterapia o la meditación, no son, de ninguna forma, perjudiciales para nuestra salud.
Las terapias biológicas están caracterizadas por el empleo de sustancias tales como hierbas, alimentos y vitaminas.
Por ejemplo, podemos acceder a estos remedios en herboristerías o tiendas de dietética que ofrezcan suplementos.
Las terapias alternativas incluidas aquí consisten en prácticas que concentran la interacción del cuerpo con la mente y el comportamiento de cada persona; así como diversas técnicas de gestión de las emociones que benefician también a nuestra salud física.
Las disciplinas más conocidas son el yoga, la meditación, la oración y las terapias creativas relacionadas con el arte: pintura, escritura, música y danza, entre otras muchas.
Además, las terapias incluidas en este grupo también pretenden identificar el origen de la emoción y, por ende, del trastorno u enfermedad.
La curación, a continuación, también se basa en la resolución del conflicto.
En este grupo encontramos todas aquellas terapias basadas en el empleo y control de campos de energía, con el objetivo de influir en el estado de salud.
El Tai chi, el reiki, el Qi gong o la terapia floral son algunas de las técnicas que pretenden influir en los campos de energía que, supuestamente, rodean a las personas y penetran en nuestro cuerpo humano.