Descansar, suspende la actividad física.
En los primeros momentos, se aconseja dejar de lado la actividad física.
La razón es que el reposo ayuda a aliviar y a reducir tanto la inflamación como el dolor.
Aplicar calor o frío en la zona dolorida, según proporcione alivio.
En general, en las primeras 48 o 72 horas suele recomendarse el frío para después pasar a la aplicación de calor.
Tomar, si es necesario, algún medicamento con efecto analgésico, como puede ser el ibuprofeno.
Debes seguir las recomendaciones de administración indicadas en el prospecto para saber cuál es la dosificación y la frecuencia correcta de uso.
Si tienes dudas, consulta con tu médico o farmacéutico.
Empezar con actividades aeróbicas ligeras.
Estas son tan sencillas como andar, montar en bicicleta o nadar.
Son ejercicios que favorecen la recuperación porque fortalecen los músculos tanto del abdomen como de la espalda.
Haz ejercicios de estiramiento y de fortalecimiento.
En este caso, consulta con un profesional de la fisioterapia para que te paute cuándo iniciarlos y de qué manera tienes que hacerlos correctamente.