Según el Instituto Nacional de Salud, además de la alteración estética, esta condición puede generar síntomas como calambres nocturnos, ardor, picazón e incluso cambios en la pigmentación de la piel. Las várices no siempre generan complicaciones graves, en algunos casos pueden derivar en problemas más serios, como úlceras venosas o trombosis. Esta afección puede estar relacionada con diversos factores, entre ellos la genética, el envejecimiento, el sedentarismo y la obesidad. El romero es una planta rica en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios. El laurel es una fuente de compuestos como los polifenoles y flavonoides, que tienen propiedades antioxidantes. El aceite de oliva, reconocido por su capacidad para mejorar la circulación y reducir la inflamación, completa esta mezcla. El Instituto Médico Langle explica que el aceite de oliva promueve una circulación sanguínea más eficiente y actúa como un potente antiinflamatorio. Esto puede disminuir el riesgo de desarrollar problemas cardíacos y prevenir la formación de varices. El romero mejora la circulación sanguínea al favorecer la dilatación de los vasos sanguíneos. El laurel contiene aceites esenciales y minerales que favorecen la circulación sanguínea y reducen la inflamación. Estos elementos protegen la piel contra el daño oxidativo y lo que contribuye a prevenir el envejecimiento prematuro.